Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido. Análisis. Cerré los ojos y ya era de noche

Historia
El juego se desarrolla en el mundo de Erdrea, y comienza cuando el reino de Dundrasil es invadido y destruido por un ejército de monstruos. El protagonista, un bebé durante el ataque, se separa y termina flotando río abajo, dentro de un moisés, y es encontrado por un anciano conocido como Chalky en el pueblo de Cobblestone. Al ser adoptado por su hija, Amber, el protagonista se cría en el pueblo. Cuando era adolescente, finalmente participa en una tradición de mayoría de edad escalando la montaña junto con su amiga de la infancia Gemma. Durante la caminata, son atacados por monstruos y mientras luchan para protegerla, una marca en su mano brilla, lo que le permite invocar un rayo para defenderse. Al regresar, Amber le revela la verdad sobre su nacimiento y adopción, pero por sobre todas las cosas, le dice quien en realidad “Es”. Este chico tuvo la buena/mala suerte de ser la reencarnación del luminario, un ser de luz que ira a traer equilibrio al mundo. En solamente un instante paso de ser un adolecente, a ser un adulto que tiene una misión importante para la vida del resto de las personas. Nuestro protagonista tiene el objetivo de traer la paz y la tranquilidad al mundo de Erdrea, ¿sencilla misión, no? Pero no todo es color de rosas en este mundo, y hay que tener en cuenta que cuando surge la luz, también surge la oscuridad. Y si nuestro protagonista no hubiera nacido, no existiría la maldad. Es por ello que durante nuestro trayecto vamos a encontrar personajes que nos van hacer responsables de todos los conflictos de este universo. Aunque no todas son malas ya que vamos a encontrarnos con un par de aliados, que por cuestiones del destino, nos van acompañaran en esta terrible epopeya.
Gameplay
Como bien te adelante estamos ante un RPG por turnos, como cualquier juego de este estilo tendremos una etapa de farmeo, que nos servirá para conocer las habilidades y limitaciones de nuestro personaje, sobre todo esto se lo ve en los escenarios de transición- Aunque siendo sincero esto se puede volver muy repetitivo, ya que los enemigos no cambian su forma de pelear, y parecería que solos los pusieron en los escenarios para darnos experiencia. Hasta me animo a decir que es complicado explotar todas las mecánicas del sistema de peleas, porque no presentan una dificultad alta. Lo cual vas a tener peleas en donde solo tocando un botón ganas.
Por suerte en los jefes finales esto cambia y es en donde realidad vas necesitar explotar todas esas mecánicas aprendidas.
No estaremos solos en las batallas, ya que tendremos a un conjunto de aliados peleando a la par nuestra o solamente siendo nuestros personajes de apoyo. Cada uno con una particularidad bien marcada, eso no quiera decir que no existan roles híbridos. Si queres usar un mago para que le pegue con la varita, estas en todo tu derecho.
El árbol de habilidades se ira desbloqueando a medida que vayamos adquiriendo más experiencia, ya que en cada nivel nos darán puntos para ir distribuyendo en nuestros personajes. Por eso este punto termina siendo casi infinito y con mucha rejugabilidad.
Conclusión:
Square Enix cierra la década con uno de los mejores juegos de RPG, si sos amante de esta clase de juegos lo tenes que tener. Y si nunca jugaste Dragon Quest, no hay nada mejor que arrancar con esta entrega, ya que cuenta con una historia atrapante con miles de giros argumentales.
Lo bueno: -Para los más veteranos tiene un modo en donde se va a poder jugar el juego completamente en 2D -Historia -Rejugabilidad -Gameplay
Lo malo:
-Limitaciones técnicas por ser un port
Nota Final: 8
Redacción: Rodrigo Gallardo.
Agradecemos a Square Enix Latam por la copia cedida en PC para hacer esta review para todos nuestros lectores.