THE LAST OF US PART I PC Review. Acariciando lo áspero.
¿Qué puede contarle a un advenedizo, a un extraño, a ese jugador de PC que por alguna extraña razón todavía no se ha espoileado algún momento fundamental del argumento, la historia que Neil Druckmann escribió hace diez años? Uno podría pensar que, si esas condiciones efectivamente se dieran, la experiencia de atravesar The Last of Us no debería desestimarse sin más. Incluso para aquellos que tuvieron la oportunidad de ver la serie de HBO, producción que, además, fue la excusa perfecta para que tanto Sony como Naughty Dog retrasaran convenientemente el lanzamiento del juego del 3 de marzo al 28 del mismo mes. Según los propios desarrolladores, dicha demora tenía por objeto que el por algunos tan esperado port saliera en las “mejores condiciones posibles”. Cosa que, por supuesto, no sucedió: diversos problemas de optimización y de rendimiento –crasheos esporádicos, stutterings recurrentes, salidas abruptas al escritorio, fluctuaciones en los movimientos de la cámara, una excesiva y acaso desmesurada utilización de la VRAM, cuelgues en el traslado de una zona a otra, avisos de carga en mitad de una cinemática, caídas constantes de frames– fueron algunos de los aspectos en los que hicieron hincapié muchos usuarios en sus “críticas” de Steam, algunas de las cuales, si bien no inexactas, tenían apenas quince minutos de recorrido en el juego.
¿Pero por qué, entonces, no debería desestimarse sin más el abordaje de un juego como The Last of Us Part I? Las hipótesis podrían ser, en efecto, numerosas, variadas y hasta contrapuestas. A continuación, sin embargo, se dará cuenta de tres de ellas. En primer lugar, la cuestión concreta de ponerse al mando de los personajes y vivir de primera mano la historia propiamente dicha, esto es, experimentando las mecánicas del juego, las intervenciones y los diálogos entre los personajes, la inmersión que propone la yuxtaposición de un paisaje derruido y al mismo tiempo intervenido por una tupida vegetación emergente, los pasajes de acción frenética tamizados por los instantes más mesurados y pausados, y, en suma, los pequeños detalles que hacen que una historia que puede parecer genérica –el siempre a mano mundo postapocalíptico– alcance, por el contrario, una cierta consistencia narrativa. En segundo lugar, debido a la banda sonora compuesta por Gustavo Santaolalla, soundtrack que comunica por sí mismo un evidente sentimiento de melancolía, de desamparo y a la vez de redención, y que, precisamente por esos motivos, se adhiere de manera indisoluble a momentos muy precisos de la trama: el ya memorable swear to me de Ellie a Joel en el final y la consiguiente The Path, las diversas y metódicas variaciones de All Gone, las inquietantes y profundamente enigmáticas Never Again y A New Dawn, entre otras. El tercer motivo surge a partir de un interrogante: ¿por qué una historia, cualquiera sea el lenguaje que adopte esa historia, adquiere el estatuto de lo icónico o, más precisamente, de lo clásico? Quizá porque esa historia –el luto de un padre por su hija, una niña que esconde a su pesar la clave para una cura impostergable, un planeta destrozado en el que prima antes que cualquier otra cosa la supervivencia– sabe condensar, en la suma de sus complejidades, los avatares de la condición humana. Quizá, en último término, porque dicha historia trasciende la barrera de un tiempo, o, en su defecto, se prolonga en el tiempo y en el espacio y no pierde, con ese traslado, la vigencia de su argumento. The Last of Us Part I es, entre otras cosas, eso: el hecho de tener que lidiar con la pérdida (cualquiera sea la forma que adopte esa pérdida) en un universo en decadencia en el que, una vez más, el virus del cordyceps es solo el punto de partida para narrar otro tipo de historias: historias de violencia y de brutalidad en las que la frontera que separa lo moral de lo inmoral se vuelve cada vez más confusa, inaprensible y contradictoria.
Redacción
Servedía, Enzo
Nota: 8. Muy bueno.
Agradecemos a Playstation Latam por la copía cedida en PC con el fin de hacer esta reseña.